"KNOWLEDGE IS THE HERITAGE OF HUMANITY, NO ONE HAS THE RIGHT OF KIDNAPPING AND ALWAYS will be provided FREE"
«La connaissance est patrimoine de l'humanité, personne n'a le DROIT de l'enlèvement et le sera toujours fourni GRATUIT"
"O conhecimento é o patrimônio da humanidade, NINGUÉM TEM O DIREITO DE SEQÜESTRO E SEMPRE será fornecido LIVRE"
"المعرفة هي تراث الإنسانية، لا أحد له الحق في الخطف ودائما وسوف تقدم مجانا"
"ידע הוא מורשת האנושות, לאף אחד אין זכות חטיפה ותמיד יינתן בחינם"

Del libro de la Sabiduria-Creación y Capacidades del Hombre:

..."Si escoges la LUZ, en el plano fisico no tendrás ni Poder, ni riquezas, ni Honores; tan solo tendrás, trabajo, silencio, Paz Interior y derpertar de tu SER VITAL"



jueves, 14 de julio de 2011

TRABAJADORES DE LA LUZ: CUENTO

Como cada atardecer, Ayelet paseaba por las afueras de la localidad donde vivía, en dirección a la montaña. Conforme iba adentrándose en los espacios naturales, conversaba en voz alta. Ella confesaba que lo hacía con los ángeles que le acompañaban. Su conexión con la vida era tal que hablaba con los árboles, con las aves, con las rocas,…con todo ser.

Desde niña practicaba ese hábito, transmitido por su madre y ésta, a su vez, inculcado por la suya. En más de una ocasión había recibido mensajes importantes, y no de procedencia humana, unas veces premonitorios, otras útiles y precisos. Los que la conocían le consultaban para encontrar objetos perdidos, para conocer dónde estaba esa dichosa avería de agua en su vivienda, cuándo conseguir el embarazo deseado,…y hasta comunicaciones con personas ya fallecidas. Esto último le había causado más de un quebradero de cabeza…pero eso no la desanimaba ni menguaba su confianza en la Vida, ¡era tanto lo que recibía de ella! Además tenía la facultad de “saber”, a simple vista o primer contacto, la historia personal de cada persona que interactuaba con ella y eso no es nada fácil de portar.

Su mayor confianza la ponía en esos seres alados llamados ángeles que la acompañaban y a los que llamaba por su nombre. Ellos le aconsejaban en su caminar diario y a ellos se dirigía cuando necesitaba ayuda. Ellos le facilitaban cuanto necesitase en cada momento y le transferían cualidades maravillosas: humildad y sencillez, ella no se sentía gurú de nadie, ni maestra, ni iluminada…ponía sus capacidades a disposición de los demás con una naturalidad extraordinaria; alegría en cualquier acontecimiento, pues entendía que los obstáculos y dificultades son oportunidades de superación y crecimiento y confianza en el poder de la Luz y todo se le encajaba de manera providencial.

Como decía, cada atardecer se iba a lo alto de una loma desde la que tenía una vista panorámica de toda la comarca y del valle y, una vez allí, meditaba y daba las gracias por el día transcurrido.

Cierta tarde, al ponerse el sol, vio una esfera de luz azul que se fue aproximando y aumentando su tamaño hasta que se configuró en un ser de luz majestuoso, envuelto en un halo dorado.
Su corazón saltó en su pecho y se sintió elevada, como transportada a otra dimensión donde el tiempo se detuvo. Inmediatamente supo que era un enviado especial que cruzaba el cielo para manifestar un mensaje especial. Aquel ser le habló de los grandes cambios que están ocurriendo a nivel cósmico, terrestre y humano, de los acontecimientos trascendentales que sacuden los cimientos establecidos, haciendo que todo se vuelva convulso y caótico, de la nueva humanidad...sólo desde el desapego de lo material, desde la transformación interna, desde la espiritualidad y el equilibrio mente-corazón,… será posible afrontarlos sin perder la razón. ¿Por qué era ella la receptora de esa información?...ella y muchos más humanos despiertos y sensibles que están preparados para sostener el nivel vibratorio de sus semejantes. Ella, como trabajadora de la Luz y todos cuantos han sellado el compromiso con esa Luz que nos habita. Es preciso escuchar la voz interior, añadió el ángel, la intuición dormida hasta ahora para saber qué camino tomar en cada momento y posibilitar los cambios personales que redundarán en un cambio colectivo.
Dicho esto, desapareció.

Ayelet, con su corazón henchido de amor y gratitud, dejó la montaña para volver al pueblo.

Miles de puntos luminosos titilaban en el firmamento confirmándole que no está sola ni lo estará en el empeño de traer el Cielo a la Tierra.


Mª Antonia Fernández

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